lunes, 26 de julio de 2010

RAFAEL ÁLVAREZ "EL BRUJO" presenta "EL TESTIGO" (ENCUENTROS EN MONTÁNCHEZ 2010)

SÁBADO 28 DE AGOSTO A LAS 22:00h EN EL CASTILLO
RAFAEL ÁLVAREZ "EL BRUJO" presenta "EL TESTIGO"

EL BRUJO POR MARTINETES
Tiene chispa esta adaptación teatral de El testigo, interpretada por Rafael Álvarez, El Brujo. Fernando Quiñones, su autor, traza la biografía de Miguel Pantalón, imaginario cantaor gaditano genial, inconstante y revirado, mezcla de Aurelio Sellés y de Ignacio Espeleta, aquel que cuando Lorca le preguntó en qué trabajaba, le dijo: "Yo, señor, soy de Cádiz". A través suyo, Quiñones nos habla del duende, de la diferencia entre dominar el cante y estar poseído por él: "Cuando se le montaba el arte encima parecía que estaban cantando cinco", dice Juan, su biógrafo, encarnado por El Brujo. En 'El testigo', Álvarez tiene sandunga. No canta, pero clava el texto Al intérprete cordobés también se le monta el arte: si fuera un cante, sería el martinete, porque va siempre solo y por derecho. Es nuestro mayor narrador oral,
ahora que Pepe Rubianes le ha dejado sin competencia.
Entre lo que él hace y lo que hacen los monologuistas.com hay la misma distancia que entre una saeta disparada al paso y unas sevillanas bailadas para la Embajada de Estados Unidos. El relato de Quiñones le va al pelo: este Pantalón del que nos habla es primo carnal del quincallero de La taberna fantástica, tataranieto del Lazarillo, frugal como San Francisco y Quijote alucinado. Vistos uno detrás de otro, sus personajes mejores dibujan el árbol genealógico de esa rara pareja que hacen el hambre y el arte.
En El testigo, El Brujo tiene sandunga. No canta, pero clava el texto como
Enrique El Mellizo la malagueña, lo llena de intenciones,
apura su humor lacerante y el público de a diario se lo aplaude largo.
JAVIER VALLEJO (el País)

SOBRE LA OBRA "EL TESTIGO" (Por El Brujo)
Conocí a Fernando Quiñones en los años setenta. Daba unos recitales de cante y poesía acompañado a la guitarra por otro gran poeta de su generación: Félix Grande.
Me invitaron a recitar con ellos unos poemas (Eran poetas andaluces contemporáneos suyos, entre los que recuerdo especialmente a Pedro García Baena). El acto fue en el colegio mayor de San Juan Evangelista de Madrid. Quiñones me bautizó después y me presentó al público diciendo: es una rapsoda. Los cantaores flamencos son rapsodas
y Fernando Quiñones era poeta y rapsoda.

Era un hombre especial. Su físico era chocante: Ni guapo ni feo. Raro. Su voz todavía la recuerdo. Cierro los ojos leyendo el texto de "El testigo" y puedo oírla. Cuando leí por primera vez "El testigo" oí LA VOZ. Me ocurrió hace años cuando hice "La taberna fantástica". Y nunca más. Ese es el motivo real por el cual yo estoy involucrado en este trabajo. Además, es una deuda antigua. El flamenco fue para mí un ritual de iniciación al arte y fue un método secreto para ganar seguridad cuando comencé a trabajar en el teatro.
A los tonos y a los gritos del cante yo les debo mucho como actor.
Mi voz se permeó de todo ello, como de todo lo que oí en mi infancia en Andalucia.

Todavía suena todo eso en mi memoria como las campanas de la iglesia de mi pueblo. Al misterio que encierra el canta jondo le debo más, pero eso no puedo explicarlo aquí. Tengo que hacerlo en el escenario, con el texto de Fernando Quiñones. A lo largo de dos meses de ensayo he ido descubriendo cada vez más matices y sabiduría poética, y sentido del ritmo, y de la medida, y delicadeza, en este aparente costumbrismo que encubre en el texto de Quiñones, algo más que está debajo de la fachada: el conocimiento profundo y el estilo de un grandisimo escritor. No me extraña en absoluto que Borges le apreciara sobremanera.

Espero estar a la altura de las circunstancias y vengo aquí con el respeto y la reverencia que me inspiran tanto el cante como la mestróa literaria de un hombre que supo transmutar su devoción por el cante en filosofía, poesía y gracia. Cuando Francisco Ortuño (Al que agradezco que pusiera en mis manos esta joya), me dijo que este texto era la elevación del flamenco a la categoría de pensamiento yo no sabia lo que estaba diciendo. Aunque la frase me gustó. Por quedar bien le dije: Por supuesto. Y me quedé pensando... pero de verdad que no lo sabía. Hoy, después de haber estudiado "El testigo",
yo puedo asegurar que el cante ya es en si mismo pensamiento.

El cante está elevado cuando se hace presente a través de alguien como Miguel Pantalón, El cante es el diamante de la India, como ha dicho Fernando Quiñones.
Ya ha habido algunos cantaores que han ido desde Andalucía hasta la India buscándolo. Pero ¿QUés es ese diamante? ¿Que secretos encierra? Y un Miguel Pantalón ¿Dónde calza hoy día, un Miguel Pantalón? Espero que después pueda usted mismo estas preguntas. O o. Yo ya me tengo que ir yendo porque empieza la función. Con su permiso antes voy a tomarme una copita. El golpe de viento es malo para la voz. Pero... ya está.... ¡Voy! Empieza la función.
Rafael Álvarez


BIOGRAFÍA
Nace En Lucena (Córdoba) Pasa gran parte de su infancia en Torredonjimeno (Jaén) Se traslada a Madrid para estudiar Derecho y es en los Colegios Mayores donde toma contacto por primera vez con el mundo del teatro. Es titulado por la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Su actividad con el teatro se inicia en el Corral de Comedias del Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista en el año 1970; con el montaje El juego de los insectos, de los hermanos Kappeck; dirigido por José Luis Alonso de Santos. A partir de este momento colabora habitualmente en montajes teatrales de diversas compañías como Tábano, TEI, (Teatro Experimental independiente) y Teatro Libre de Madrid.

En 1988 funda junto con José Luis Alonso de Santos, Gerardo Malla y Jesús Cimarro, la productora de teatro, Pentación, S.A. y en 1995 funda, junto a Mª José Norte, su propia productora, Producciones El Brujo, S.L. dedicada a la distribución
y la producción de teatro y audiovisuales.

Desde su primera colaboración en 1969 en el montaje La escuela de los bufones, de Michel de Ghelderode, ha participado en numerosos montajes como El juego de los insectos, de los Hermanos Kappeck y El horroroso crimen de Peñaranda del Campo, de Pío Baroja, ambos dirigidos por José Luis Alonso de Santos. Ha protagonizado La taberna fantástica, de Alfonso Sastre, dirigido por Gerardo Malla; Pares y Nines, de José Luis Alonso de Santos; Lazarillo de Tormes, en versión de Fernando Fernán Gómez; El pícaro: aventuras y desventuras de Lucas Maraña, de Fernando Fernán Gómez; La sombra del Tenorio, de José Luis Alonso de Santos; La dulce Casina, de Plauto, en versión y dirección de Alonso de Santos; Anfitrión, dirigido por José Luis Alonso de Santos; El avaro, de Moliere, coproducción con Fila 7, dirigido por José Carlos Plaza; El contrabajo, de Patrick Süskind, que dirigió él mismo junto a José Pascual; Arcipreste, basado en El Corbacho, de Alfonso Martínez de Toledo, con versión libre de Alberto Miralles y adaptado y dirigido por Rafael Álvarez; San Francisco, juglar de Dios, de Dario Fo y Una noche con El Brujo, dirigidos por el propio Rafael Álvarez.

Desde el año 1986 compagina su actividad teatral con el cine y con la televisión, participando en películas como El Crack, de José Luis Garci; La taberna fantástica, Don Juan mi querido fantasma, de Antonio Mercero; La leyenda de la doncella, de Juan Pinzas; Alma gitana, de Chus Gutiérrez; Amores que matan, de Juan Manuel Chumilla; La duquesa roja, de Paco Betriu; Niño nadie, de José Luis Borau; Pajarico, de Carlos Saura; y recientemente la adaptación de Fernando Fernán Gómez para el cine, Lázaro de Tormes,
película galardonada con dos Goyas de la Academia de Cine español.

En televisión destacamos Vísperas, de Manuel Andújar, Juncal, de Jaime de Armiñán;
Brigada Central, de Pedro Masó y Maquinavaja.

Ha llevado sus espectáculos por los festivales más importantes de España y los más reconocidos de países como Bélgica, Francia, Portugal, Italia, México, Venezuela...

Como reconocimiento a su carrera, Rafael Álvarez ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el Premio Ícaro, concedido por Diario 16, el Premio De Antena 3 a la mejor interpretación teatral (1985), por su trabajo en Lazarillo de Tormes; Premio El Espectador y La Crítica 1986, por La Taberna Fantástica, Premio Asociación de Espectadores Ciudad de Alicante en 1986 y 1994, por Lazarillo de Tormes; Premio Ercilla de Bilbao 1996 a la Mejor Interpretación por La sombra del Tenorio; Premio Meliá Parque al Mejor Actor por Anfitrión; Premio Cadena COPE, Ilustres de Baracaldo 1999 por El Contrabajo; y Premio Canal Sur al Mejor Espectáculo teatral 2000 por Arcipreste.

En diciembre de 2002 se le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, máximo galardón que concede el Ministerio de Cultura
y que SS.MM. los Reyes de España entregaron en septiembre de 2003.

No hay comentarios:

Publicar un comentario