En el barrio judío del Canchalejos (zona en su origen alejada de Montánchez y llena de grandes peñascos, de ahí su nombre) es donde se asentaron los primeros moradores de este pueblo; un lugar mágico, con numerosas casas bajas que se pegan unas a otras, entre callejuelas intransitables, estrechas, hermosas, de esquinas redondeadas que juegan con el viento al escondite a cualquier hora del día...
Destaca la ermita de los Mártires, más conocida como de San Blas, se situaba a finales del siglo XVIII en las afueras del pueblo. Es un edificio de mampostería bastante reformado, pero se aprecia la estructura de finales del siglo XVI; tiene una sola nave con cuatro tramos y un retablillo de reducidas dimensiones del siglo XVIII. Muchas de las impostas de sus arcos de medio punto están decoradas con motivos geométricos de estilo mozárabe.
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